Este mes de octubre se han cumplido tres años de la publicación y aplicación de la Guía para acompañar las personas enfermas de cáncer de Suara: en octubre de 2018 culminaba el trabajo hecho por un grupo de personas de la organización que habían sufrido un cáncer y otros que habían acompañado compañeras y compañeros en este proceso, con los objetivos de apoyar, sensibilizar, orientar e identificar situaciones mejorables. A través de este artículo en primera persona, el equipo de acompañamiento al cáncer de Suara hace balance de estos tres años.
La empresa la formamos las personas y, allí donde hay vida, hay enfermedad
Rosa, Maria, Ana… Después de tres años de haber presentado la “Guía para acompañar las personas enfermas de cáncer” la lista continúa creciendo… Hoy, hacemos balance de las experiencias vividas y nos preguntamos:¿Qué ha cambiado en Suara? ¿Cual ha sido el impacto de la guía en la vida de las personas? Queremos detenernos y reflexionar con todas vosotras.
Algunos podrían decir que la guía ha sido un éxito: Hemos recibido premios, felicitaciones, nos han hecho entrevistas y nos han invitado a actos. Pero para nosotros, lo que es realmente importante no son los reconocimientos (que están muy bien porque ponen en valor el trabajo hecho), sino las pequeñas cosas de nuestro día a día, la conciencia de que lo más sencillo es lo más extraordinario, el ser capaces de salir de lo “qué tengo que hacer”, de los protocolos y de las jerarquías para pensar en el “qué puedo hacer yo por ella”. Pararnos a pensar en la persona que está enferma, preguntarle directamente qué necesita, sin otra voluntad que solo estar allí, que sepa que estamos a su lado. Puede parecer fácil de decir, pero no es fácil de hacer, porque para hacerlo las personas y los equipos nos tenemos que enfrentar al miedo, a la incertidumbre, la inseguridad y la falta de experiencia de la situación.
Y es aquí donde está el verdadero éxito de la guía. Hasta a día de hoy, nadie nunca se ha querido mantener al margen. Todas las personas que se han enfrentado al cáncer en Suara se han involucrado hasta dónde han podido, dando lo que tienen, poco o mucho, pero siempre desde la voluntad y la empatía, lo que tiene mayor impacto que las grandes acciones corporativas.
Vivimos en una sociedad donde las personas que sufren un cáncer, muchas de ellas mujeres, tienen grandes dificultades para encontrar trabajo, para mantener su puesto de trabajo o promocionarse laboralmente. Ya ni hablamos de acceder a un seguro médico, a una hipoteca o un préstamo… Hay que tomar conciencia de que todas las personas estamos en esta ruleta de la vida, somos humanos y tenemos que naturalizar que seremos vulnerables en algún momento de nuestro ciclo vital. No somos invencibles, en cualquier momento el cáncer puede llamar nuestra puerta.
Suara es un vivo reflejo de la sociedad y, desde la responsabilidad social que nos caracteriza, queremos cambiar la realidad desde nuestras acciones. No queremos cerrar los ojos a la situación que viven millones de personas que sufren un cáncer o que ya lo han superado.
A partir de estas reflexiones, desde Suara pusimos en marcha esta guía ya hace tres años. Abrimos una puerta hacia otra manera de convivir con el cáncer y con otras enfermedades graves físicas y mentales. La enfermedad, sea cual sea, no la podemos dejar en casa… ni sus consecuencias físicas y emocionales. Todas ellas las llevamos con nosotros allá donde vayamos, y aprendemos a aceptarlas. Tenemos que poder convivir con la enfermedad con normalidad en todos los ámbitos, y el trabajo ocupa un lugar importante en nuestras vidas.
Las empresas son las personas que las formamos y como dice el título de este artículo, allá donde hay vida, hay enfermedad. Para sanar las empresas, tenemos que integrar la enfermedad como parte de la misma, no solo la superación física del cáncer, sino la integración de las realidades que se derivan dentro de la organización.
Gracias a todas para hacerlo posible.
Equipo de acompañamiento al cáncer de Suara