“¿Deben crecer las cooperativas?'” ¿Cómo?” Estas preguntas centraron una intensa jornada de trabajo organizada por la Fundación Roca Galès, que reunieron a personas de cooperativas catalanas y en la que Tomàs Llompart, codirector general de Suara, aportó la experiencia de la organización.
Suara nació de la fusión de tres cooperativas que trabajaban en el ámbito de la acción social y que decidieron unirse en 2008 para hacer frente a los estragos de la crisis económica. En 2009, el primero en recoger datos en la memoria de Suara Cooperativa, la organización contaba con 1.373 cerca de personas trabajadoras y 413 socias; mientras que cerca de 20 años después, Suara Cooperativa supera a las 5.000 trabajadoras ya las 1.600 socias, que acompañan a unas 39.000 personas de cerca de 300 servicios.
En todo este proceso, las personas vinculadas a Suara Cooperativa se han logrado una serie de aprendizajes que son los que Llompart compartió en su intervención durante el acto organizado por la Fundació Roca Galès.
El primero de todos, y seguramente uno de los más importantes, es comprender que una cooperativa es un proyecto colectivo y no la suma de proyectos individuales. “Cooperar es COMPARTIR y no es fácil: significa renuncias. A lo largo de nuestra vida nos enseñan otra palabra que solo cambian dos letras: COMPETIR”, resaltó Tomàs Llompart.
Durante su exposición, el codirector general desgranó los pasos más relevantes que deben llevarse a cabo cuando se quiere hacer crecer un proyecto cooperativo. Antes de empezar a caminar, es necesario determinar aquellos valores que serán inherentes a la organización, su cultura empresarial, los servicios que se quieren ofrecer y el ámbito territorial en el que desplegarán. A continuación, para poder realizar prospecciones realistas, debe evaluarse si se tiene la capacidad y los recursos tanto económicos como humanos para llevar a cabo el proyecto.
¿Qué decisiones tomó Suara Cooperativa antes de iniciar el proceso?
En el caso de Suara, por ejemplo, las tres cooperativas que se unieron, trabajaban en el ámbito de los servicios a las personas y cada una de ellas ofrecían algunos similares y otros diferentes. Por eso, se optó por un proyecto orientado acompañar a personas de todas las etapas vitales con realidades diversas de toda Cataluña, en servicios a personas en situación de vulnerabilidad, educativos y sanitarios. Así pues, Suara gestiona un abanico muy amplio de servicios, principalmente de la administración pública, como por ejemplo: guarderías, centros para infancia y adolescencia tutelada, programas de inserción laboral para personas en riesgo de exclusión social, pisos para personas en situación de sinhogarismo, mediación en prisiones, servicios de atención domiciliaria para personas mayores o en situación de dependencia, residencias o centros de día, entre otros.
Unas tareas que se llevan a cabo con base en cinco valores claves: la intercooperación con el mundo empresarial, académico y de la administración pública; desde la proximidad con las personas que se acompaña que son las que protagonizan y deciden sobre sus proyectos vitales; la responsabilidad social tanto con la comunidad como el entorno natural; la transparencia a la hora de informar sobre la gestión y los resultados de esta; así como una apuesta clara por la innovación y la búsqueda de soluciones tecnológicas que mejoren la vida y el bienestar de las personas atendidas, de las familiares o el entorno cercano, de las cuidadoras, así como de las profesionales de Suara Cooperativa o de otras organizaciones, entidades o empresas.
En cuanto a la cultura empresarial, el modelo cooperativo conlleva que todas las personas socias de una forma horizontal y democrática en las decisiones que afectan a la organización en todos sus ámbitos, como son el modelo de negocio, su gestión o el rumbo de esta. En el caso de Suara Cooperativa, por ejemplo, se organizan dos asambleas anuales en las que las personas socias tienen la misma voz y voto en la toma de decisiones.
Los primeros pasos del camino
Una vez se han sentado las bases es la hora de dar los primeros pasos. En ese momento, otro punto clave, explicó Tomàs Llompart, es valorar lo que queremos preservar sí o sí. “Es importante analizar lo que no quieres perder, porque seguro que pierdes cosas. También, ganas de otros, pero a los seres humanos nos cuesta más perder que ganar”, matizó Tomàs Llompart. En este contexto, enfatizó que, dado que los recursos son limitados, deben destinarse a lo que la cooperativa no está dispuesta a renunciar.
A lo largo de la travesía aparecen distintos obstáculos. Según aseguró Tomàs Llompart, en torno al proceso de crecimiento surgen miedos tanto individuales como colectivos que deben analizarse para determinar cómo enfrentarse para vencerlos. Sin embargo, éstas no son las únicas. También, hay que superar a otros como los temores que existen y no se quiere que afloren o aquellos que no se saben que están, pero están.
Durante la jornada organizada por la Fundación Roca Galès, que se celebró el 2 de marzo de 10:00 a 18:00 horas en Mataró, no solo se debatió sobre cómo debe crecer el modelo cooperativo, sino también que puede aportar a la sociedad. Por eso, en las dos primeras actividades las personas asistentes, en torno a setenta, se distribuyeron acuerdo sus intereses en tablas simultáneas de diferentes temáticas: grupos de consumo de los supermercados cooperativos; grupos locales de grandes cooperativas; herramientas para garantizar la transparencia y la democracia en las grandes cooperativas; la relevancia de la intercooperación en los polos cooperativos y, finalmente, cómo crecen las microcooperativas. Posteriormente, en una sesión conjunta se profundizaron en cada uno de esos ejes temáticos.
Por la tarde, Tomàs Llompart intervino en un carrusel de experiencias en el que, más allá de trasladar los aprendizajes adquiridos durante el proceso de crecimiento de Suara; también argumentó la esencial contribución del cooperativismo al conjunto de la sociedad. "Creemos que la economía social debe poder demostrar que podemos ser transformadoras de la economía en general", defendió Tomàs Llompart.