¿Optimizar la atención a las personas, tanto desde la mirada de la administración como de la misma persona pasa por poner a la persona en el centro y hacer una mirada holística de la atención?
Por ejemplo, un niño con necesidades especiales, como autismo, requiere soporte médico, pero también atención social y educativa especializada. Cómo los servicios de apoyo emocional trabajan en colaboración con escuelas y comunidades para abordar el incremento de los problemas de salud mental entre los adolescentes.
En todos estos casos, la integración de servicios sociales y sanitarios demuestran la importancia de abordar las necesidades complejas de las personas en diferentes etapas de la vida de forma más efectiva, garantizando una atención integral que considera no sólo aspectos médicos, sino también emocionales, sociales, económicos y comunitarios.
Esta perspectiva integral social y sanitaria debe realizarse desde una concepción holística en la que deben intervenir personas de diversos ámbitos como el de la salud, el trabajo social, la educación social, la innovación social a la vez que hay que involucrar su entorno más cercano como el núcleo de convivencia y las vecinas o de otros vinculados a la acción social como entidades, asociaciones u organizaciones.
Es esencial que este modelo de atención ponga en el centro a la persona atendida, que debe asumir un rol de liderazgo, por lo que debe ser la que tome las decisiones sobre su proyecto vital acorde al momento o proceso que se encuentra . Desde Suara Cooperativa apostamos por un modelo de acompañamiento con Personas que Deciden y, por tanto, que sean las auténticas protagonistas de todo aquello que engloba su realidad acorde a su situación sanitaria, pero también social, relacional, económica, modelo de vida, creencias, pensamientos, cultura, orientación sexual o identidad de género.
Por eso, también es necesario que aquellas personas que residen en recursos como residencias o de infancia tutelada puedan recibir esta atención sanitaria en los espacios donde viven. Hasta ahora, por ejemplo, las personas trabajadoras en los Centros de Atención Primaria sólo acudían a los hogares de la gente en situación de dependencia que vivía en su casa, pero no, de la que estaba en residencias que, a pesar de vivir también un deterioro físico y cognitivo a raíz de un proceso de envejecimiento, debía desplazarse hasta su CAP.
Una realidad que quiere resolverse con el plan de atención social y sanitaria integrada en las residencias, anunciado el pasado noviembre por los consejeros de Salud, Manel Balcells, y el de Derechos Sociales, Carles Campuzano, a través del cual los profesionales de los CAP ofrecerán sus servicios en los centros residenciales, puesto que éstos pasan a ser considerados como el hogar habitual de las personas que viven en ellos. Este plan, que está previsto que se despliegue a lo largo del 2024, también reconoce la vital función social de las residencias y las personas trabajadoras de éstas a la hora de acompañar a personas que, a menudo, se encuentran en el último tramo de la su vida.
Una buena muestra de cómo se está integrando esta perspectiva social y sanitaria son en los Barnhaus (casa de los niños en islandés), para infancia y adolescencia víctima de agresiones sexuales. Éstos son entornos amigables y seguros, en los que se coordinan bajo un mismo techo todos los departamentos de la administración pública involucrados en el caso, así como personas trabajadoras de diferentes ámbitos como el sanitario, la educación social, el trabajo social, el judicial o del cuerpo policial por ofrecer una atención integral social y sanitaria a la víctima. De este modo, como constata Suara Cooperativa en los Barnhaus que gestiona, se evita que deban desplazarse al hospital o que tenga que acudir a diferentes espacios a declarar ante varias personas vinculadas a los procesos penales.
Esta forma de hacer no es nueva para Suara Cooperativa y es como trabaja en cada uno de sus servicios, especialmente, en aquellos en los que trata en personas en situación de vulnerabilidad. En este contexto, por ejemplo, en los diferentes recursos que gestionamos para personas en situación de sinhogarismo, no sólo ofrecemos un techo o una comida, sino que trabajamos para que recupere su autoestima, supere las experiencias traumáticas vividas a la vez que velamos por su bienestar emocional, psicológico y físico con la intención de que inicie un proceso de empoderamiento para poder superar aquellas adversidades que la llevaron a vivir a la calle. Un proceso que, a pesar de que cada persona decide cómo y con qué ritmo quiere vivirlo, tiene unos objetivos comunes: ofrecerle una estabilidad que favorezca su inserción laboral y social, así como a recuperar su red relacional o tejer una de nueva.
Suara Cooperativa lleva 40 años trabajando en la acción social y junto a personas con realidades muy diversas: infancia en recursos tutelados, jóvenes con procesos migratorios, mujeres víctimas de la violencia machista, familias en situación de vulnerabilidad, personas excluidas del mundo laboral o, otros, de la sociedad para vivir un episodio de sinhogarismo o de reclusión penitenciaria, gente en procesos de envejecimiento, de deterioro físico y/o cognitivo, situaciones de dependencia o con problemas de salud mental. Un abanico de personas con vivencias, situaciones, necesidades, creencias, orígenes e identidades muy diversas; a quien se debe acompañar poniéndolas en el centro de sus proyectos vitales y con una mirada holística que incorpore todos los ámbitos de su vida como son el sanitario, el social, el económico, el cultural, el relacional y el entorno próximo.
Por eso, en el Día Mundial de la Salud, desde Suara Cooperativa defendemos que la salud y el bienestar de las personas va más allá de la sanidad: es indisociable de la situación social de cada una de ellas, que a su vez debe ser la verdadero protagonista de su proceso vital. En Suara Cooperativa las Personas Deciden, y nosotros decidimos andar a su lado con esta mirada integral u holística.
Suara Cooperativa