En una década, el programa, de titularidad del ayuntamiento de Barcelona y gestionar por Sant Joan de Déu Servicios Sociales y la UTE Suara Cooperativa Pere Claver, ha dado respuesta habitacional en 76 pisos a 116 personas que habían vivido una situación de sinhogarismo de largo recorrido.

La vivienda es un derecho básico que se recoge tanto en la Constitución de España como en la Declaración de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que ha suscrito el gobierno.

Sin embargo, este jueves Día Mundial de las personas en situación de sinhogarismo, hay que recordar que en España todavía hay un mínimo de 28.552 personas que viven en la calle, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022. De éstas, un 51% son hombres y más de una cuarta parte, 26,8%, llegaron a esta situación después de quedarse sin trabajo, por lo que nos recuerdan que cualquier persona puede verse abocada a una situación de exclusión social.

Para hacerles frente, son necesarias más respuestas de la administración pública, así como la colaboración entre éstas y las entidades sociales como, por ejemplo, la que se ha tejido en el programa Primer la Llar, que llega a los diez años de vida en Barcelona  y que fue pionera en el estado español. 

Este programa bebe de la experiencia del revolucionario proyecto que implementó en los años 90 en Nueva York el psicólogo clínico Sam Tsemberis. Por primera vez, se entendió que lo necesario para poder acompañar a las personas en situación de sinhogarismo era ofrecerles un techo seguro y, a partir de ahí, pudieran iniciar su propio camino para transformar sus vidas cada una acorde a sus ritmos, necesidades y realidades.

Desde que empezó sus pasos en Barcelona en el 2015, el programa Primer la Llar, un servicio del ayuntamiento gestionado por Sant Juan de Déu Serveis Socials y la UTE Suara Cooperativa y Pere Claver Grup, ha dado respuesta habitacional a 116 personas en 76 pisos de alrededor de la ciudad. 

Intercooperación entre el ayuntamiento y las entidades sociales

Materializar este programa ha sido posible gracias a la estrecha colaboración entre el ayuntamiento de Barcelona y las entidades sociales de la ciudad que trabajan con las personas en situación de sinhogarismo, según destacaron diferentes personas involucradas en el programa en un emotivo acto que tuvo lugar recientemente en el Espai Fontana de Gràcia para celebrar los diez años de vida de Primer la Llar y en el cual acudieron más de un centenar de personas. 

Una intercooperación que ya nació antes de que empieces a andar el proyecto, cuando tanto el consistorio como las organizaciones mostraron su voluntad de sumar esfuerzos para hacerlo realidad, expuso Maite Mauricio, experta en sinhogarismo de Suara Cooperativa y que intervino en el acto como representante de la Xarxa de Persones Sensellar de Barcelona.

Una argumentación con la que coincidió Sònia Fuertes, Comisionada de Acción Social del ayuntamiento, que remarcó que este proyecto era pionero dentro del estado español, por lo que no había experiencias previas y estaba todo por hacer. Por eso, fue tan esencial esta colaboración.

Para reafirmar esta vital intercooperación, el inicio de la jornada contó con una mesa en la que participaron Javier Martínez, gerente del Instituto Municipal de Servicios Sociales, Mònica Almiñana, Gerenta Consorcio Sanitario de Barcelona y Gerard Capó, Gerente Consorcio de vivienda de Barcelona, ​​que explicaron cómo estas administraciones han trabajado juntas durante esta década para ofrecer una respuesta.

Transformando vidas

“Yo quería hablar de las emociones, que aunque ya tengas un techo seguro, son como una montaña rusa”, relató durante su intervención Javier Matitos, un participante de Primer la Llar, quien quiso resaltar la trascendental labor que hacen las personas trabajadoras al acompañarles en cualquier estado de ánimo.

Precisamente, la esencial del programa Primer la Llar, donde se pone a la persona atendida en el centro, ya que son las que lideran sus proyectos vitales a través de la toma de decisioneseligen qué proceso quieren seguir conforme a su ritmo, realidad y necesidades. Por tanto, la tarea de las personas trabajadoras es acompañarlas en todo este recorrido.

Durante el acto, también se pudo ver un vídeo donde, además de participar personas trabajadoras y atendidas, también intervinieron las vecinas de estas últimas, que destacan la necesidad de que existan más programas como el de Primer la Llar. "Es una persona muy comunicativa y que, desde que ha entrado en la comunidad, sólo ha hecho que trabajar por la comunidad", defiende Pilar en el vídeo, quien añade: "Es un vecino que me ha ido muy bien porque me ha estimulado mucho".

También, Anna Domingo, directora de los servicios operativos de sinhogarismo de Suara Cooperativa, que habló en el acto en nombre de la UTE Suara Cooperativa y Pere Claver Grup, agradeció la vital aportación de las personas atendidas. "Gracias por todo lo que nos ha enseñado: porque de cada una de vosotros hemos aprendido algo que nos ha hecho mejores profesionales y, sobre todo, mejores personas", argumentó.

Equiparar en derechos

Por su parte, Anna Garcia, directora de los pisos de Primer Hogar gestionados por la UTE Suara Cooperativa y Pere Claver Grup, habló sobre la relevancia de que todas las personas tengan una vivienda fija para ellas solas. “La importancia de este programa es que cuando les das un techo seguro equiparas sus derechos al resto de la sociedad”, defendió Garcia.

Por eso, en este Día Mundial de las personas en situación de sinhogarismo, desde Suara Cooperativa deseamos que Primer la Llar siga siendo una realidad y se pueda ampliar este programa tanto en Barcelona como en el conjunto del territorio catalán. La vivienda no debería ser un bien privado, sino que como derecho fundamental que se recoge en la Constitución, debería ser accesible a todas las personas independientemente de cuál sea su realidad o situación.