Alba Liliana Moreira, Amel Benmahdjoub y Omar Abouleyazid, personas que formamos parte del equipo de mediación intercultural de Suara Cooperativa, nos explican su experiencia y en qué consiste este servicio.

Actualmente, en los centros penitenciarios de Cataluña existen en torno a 8.000 personas que, principalmente, son hombres (93,6% de los casos), según cifras publicadas por el Instituto de Estadística de Catalunya. Unos datos que también indican que la mitad de la población privada de libertad es de origen diverso.

Por eso, figuras como la de Alba Liliana Moreira, Amel Benmahdjoub y Omar Abouleyazid se vuelven imprescindibles en los centros penitenciarios de Catalunya, donde trabajan como personas profesionales de la mediación cultural, un servicio que Suara Cooperativa gestiona en seis recursos de privación de libertad de Catalunya. ¿Pero cuál es su tarea?

Abouleyazid, con más de ocho años de experiencia en este ámbito, asegura que como  mediador intercultural tiene diferentes funciones: intervenir en conflictos interculturales, hacer de intérpretes tanto lingüísticos como culturales, acompañar al equipo de tratamiento durante las entrevistas, realizar sus propias entrevistas individuales con las personas atendidas y actividades grupales.

"En general, las intervenciones grupales, las trabajamos de forma transversal con todas las nacionalidades", remarca Abouleyazid, quien añade: "Creamos un espacio en un grupo entre los internos para que intercambien ideas".

Una de estas actividades que ha llevado a cabo recientemente Abouleyazid es una revista con una recopilación de escritos donde las personas privadas de libertad han podido explicar de forma subjetiva su cultura a las demás. "La cultura no es un obstáculo es como unirse al resto", argumenta Abouleyazid.

La resolución de conflictos

Otra de las funciones claves del mediador intercultural es la resolución de conflictos, destaca Amel Benmahdjoub, quien trabaja en un servicio para mujeres. "Trabajamos la dinámica de resolución de conflictos y facilitamos la comunicación entre las internas de nacionalidades extranjeras y las autóctonas", asegura Benmahdjoub.

Para evitar llegar el conflicto es necesario un trabajo previo en la relación entre las personas privadas de libertad, pero también de estas con las personas trabajadoras, argumenta Alba Liliana Moreira, quien junto con el equipo de innovación está llevando una prueba piloto para implementar la realidad virtual en los centros penitenciarios. "Utilizaremos las gafas de realidad virtual o salas inmersivas para trabajar estereotipos que nos ayuden a prevenir los conflictos interculturales", expone Alba Liliana Moreira.

Desde su punto de vista, la mediación intercultural debe abordarse también desde la prevención. “El ámbito de la cultura de paz tiene que ver con prevenir de forma propositiva y positiva los posibles conflictos que se puedan suscitar”, defiende Moreira.

Por su parte, Omar Abouleyazid concluye: "Nosotros nos consideramos un puente de comunicación. A veces, incluso, en la misma cultura hay problemas para comunicarse entre las personas. Entonces nosotros ayudamos mucho cuando hay malentendidos o distorsiones, sea entre las personas internas o entre ellas con las personas profesionales".