Suara cooperativa con su compromiso de atención y protección a la infancia para con la violencia, dispone de diversos servicios especialidades como la gestión de dos de las casas Barnahus de Generalitat de Cataluña o la atención psicológica especializada en trauma a niños y adultos víctimas.

El 4 de junio es el Día Internacional de la infancia víctima de agresiones, una fecha instaurada por Naciones Unidas para visibilizar y sensibilizar sobre las agresiones y malos tratos físicos, mentales y emocionales a niños, adolescentes y jóvenes en todo el mundo. En Catalunya, esta jornada sirve para poner de manifiesto el compromiso de las instituciones, entidades sociales como Suara y la sociedad, en la lucha contra el abuso sexual infantil, un problema que afecta a miles de menores cada año.

Para identificar agresiones de violencia sexual, Félix López, experto en la materia, apunta que «cualquier conducta sexual, aun sin coerción, entre un menor y cualquier otra persona puede ser calificada de abuso». De modo que también se tienen en cuenta los abusos y explotación online con 104.748 denuncias en 2023. Para proteger a los niños y garantizar sus derechos, la Generalidad de Cataluña ha implementado el proyecto Barnahus, un modelo de atención integral que ofrece a las víctimas de abuso sexual un espacio seguro, integrado y acogedor en el que recibir el tratamiento necesario. En las casas Barnahus de Tortosa y Girona, gestionadas por Suara Cooperativa, hemos creado espacios confortables y adaptados a las necesidades de los niños y niñas, donde se sienten acogidos y escuchados.

«Reconforta observar las reacciones de algunos niños y familias y sus manifestaciones cuando expresan abiertamente su satisfacción por la acogida y el trato recibido al servicio", señala Patricia Benet, coordinadora de la Barnahus Tortosa. Añade que "disponer de espacios amables, anónimos y confidenciales, adaptados a las necesidades de los niños y su situación, les permite reducir el malestar inherente a la situación que les corresponde vivir o revivir».

Modelo de atención a casos de violencia sexual

El modelo de Barnahus, es especialmente innovador y está siendo especialmente efectivo para la detección y acompañamiento de casos, a la vez que se prevé una futura herramienta de prevención de violencias. El equipo de cada una de las casas Barnahus está formado por profesionales de diversos ámbitos, como psicólogos, trabajadores sociales, educadores y agentes de policía, que se integran para trabajar de forma coordinada para ofrecer una atención no estigmatizante a las víctimas y sus familias. El proyecto cuenta también con la colaboración del sistema judicial, que se encarga de investigar los casos de abuso.

En los primeros meses de atención a las Barnahus de TortosaGirona, el equipo técnico de Suara ha atendido 43 y 90 casos, respectivamente. Estas cifras se pueden explicar por qué los delitos de violencia sexual se dispararon en el conjunto de Catalunya, creciendo un 20,6%, con 4.215 denuncias en el 2023 por encima de los 3.496, reportados en el 2022, un porcentaje aún mayor en la provincia de Barcelona aumentaron un 23,5%

Ante esta lacra, es importante que todas las personas adultas estemos informadas, sensibilizadas y con recursos para prevenir y detectar estas conductas de agresión. Signos a los que hay que prestar atención:

  • Cambios de humor o comportamiento bruscos
  • Tristeza o aislamiento social
  • Dificultades para dormir o comer
  • Pérdida de control de esfínteres
  • Dolores o lesiones genitales sin causa aparente
  • Rechazo a mantener relaciones con familiares o amigos

Si sospechas que un niño está sufriendo abuso sexual, es importante que lo denuncies inmediatamente a las autoridades: teléfono 900 124 124 y la dirección de correo electrónico abus.sexual@sindic.cat desde el síndico de agravios de Cataluña.

El abuso sexual infantil es un delito terrible que puede tener consecuencias devastadoras para las víctimas, tanto a escala física, psicológica y especialmente emocional que pueden durar toda su vida. Existen varios factores que pueden agravar el impacto traumático del abuso sexual, entre los que se encuentran:

  • La edad del niño o niña en el momento del abuso: Cuanto menor sea el niño, más graves serán las consecuencias en su neurodesarrollo y su personalidad. Los niños pequeños son extremadamente vulnerables a sufrir daños psicológicos perdurables y tienen menos recursos cognitivos para afrontar la experiencia traumática.
  • El grado de abuso y de intimidación física: Cuando el contacto abusivo es más severo y se produce de forma repetida, las consecuencias para la víctima son más graves. Además, la intimidación verbal como las amenazas de muerte o suicidio puede tener un impacto psicológico devastador en los niños.
  • La cantidad de agresiones: Un proceso abusivo prolongado en el que las agresiones sexuales se repiten tiene un impacto mucho mayor en la víctima que un abuso puntual.
  • El grado de proximidad con la persona abusadora: Cuando el abusador es alguien cercano a la víctima, como un familiar o un amigo, el daño emocional es aún mayor. Esto se debe a que la víctima puede sentirse traicionada y confundida, y puede tener dificultades para confiar en las personas que le rodean.

Reparación y resiliencia para superar el trauma

El acompañamiento a las víctimas también implica el apoyo emocional y atención psicológica para hacer frente a las experiencias traumáticas, para ello el equipo parte de la traumaterapia sistémica. Un enfoque centrado en la persona y el contexto social y familiar de la víctima de abuso sexual. Esta práctica de acompañamiento psicológico se basa en la evidencia de que los traumas no sólo afectan al individuo, sino que también tienen un impacto en sus relaciones con los demás. La traumaterapia ayuda a la persona a:

  • modular sus síntomas y afrontar los posibles trastornos derivados
  • Superar los sufrimientos vividos
  • Reelaborar la narración y reinterpretación de sus experiencias traumáticas
  • Promover su resiliencia
  • Reparar las heridas traumáticas

“Lo diferencial que aporta este paradigma es que para promover la resiliencia y poder reparar se parte de la experiencia de las relaciones interpersonales con las personas significativas” Lydia Castillo, traumaterapeuta y coordinadora de Espacio terapéutico. De modo que para lograr una reparación de las heridas traumáticas, “el terapeuta parte de conocer el estado de la mente del niño/a, su experiencia vital y su funcionamiento, teniendo en cuenta los malestares y los síntomas que presenta ”, añade.

El proceso de acompañamiento se realiza desde un enfoque integral con el entorno de la persona. En el caso de las terapias familiares, el objetivo es ayudar a la familia a comprender el impacto del abuso y desarrollar mecanismos para afrontarlo juntos. Es importante recordar que la recuperación de un trauma de abuso sexual es un largo y difícil proceso. Las víctimas de este tipo de violencia necesitan tiempo, apoyo y recursos para poder sanarse.

Durante el proceso terapéutico también pueden ser útiles otros abordajes como la terapia cognitivo-conductual, la terapia EMDR y la terapia psicodinámica.

Aunque la lucha contra el abuso sexual infantil es una tarea compleja, el proyecto Barnahus y el resto de iniciativas que se están llevando a cabo en Cataluña representan un paso importante en la dirección correcta. Con la implicación de toda la sociedad, podemos conseguir que ningún niño o niña tenga que sufrir nunca más las terribles consecuencias de este tipo de agresiones.