Después de una Asamblea General Extraordinaria de socias y socios como la que hicimos el sábado 28 de noviembre en Barcelona hay que detenerse y poner las cosas. Sobre todo hay que hacerlo para no caer en la simplicidad de analizarla sólo desde la óptica de los aspectos positivos o quedarnos sólo con aquellos que nos parecen que no han ido bastante bien. La visión en cada uno de los casos sería sesgada y no nos ayudaría a crecer como colectivo. ¿Qué mueve a 651 personas a asistir a una asamblea que por lo pronto ya sabemos que no tendrán ningúna votación explícita?
Hablando con las socias y socios, encontramos las siguientes explicaciones:
- El fuerte sentimiento de pertenencia hacia la cooperativa
- La necesidad de vernos, de construir juntos
- El sentido de corresponsabilidad
Me parece que no hacen falta más razones: estas vierten lo que son las patas que sostienen la cooperativa. Para los que ahora tenemos el encargo de liderarla, es importante contestarnos que hace que sea así. Y las respuestas se complementan con lo que decíamos más arriba:
- La corresponsabilidad de verdad: compartimos aciertos y desaciertos, retos de futuro, contar con los demás en cada momento
- La honradez y claridad en el mensaje para que nos puedan interpelar y seguir mejorando
- La exigencia con nosotros mismos
- La confianza en cada una de las socias y socios que formamos parte de este gran conglomerado que debemos seguir encajando.
No valen maquillajes ni falsas promesas. La Asamblea General de Suara, una vez más, nos hizo de espejo de lo que realmente es importante: seguir trabajando como hasta ahora, sintiendo que cada uno de nosotros es importante porque seguimos adelante. Sea cual sea nuestro futuro, queremos afrontarlo juntas, teniendo una premisa muy clara: actuaremos apostando por aquello que garantice el bien común por encima del individual. He aquí la clave de todo lo que nos sustenta, y una vez más, en la Asamblea del sábado lo pudimos comprobar.
Montserrat Pujol. Presidenta del Consejo Rector de Suara Cooperativa