La iniciativa empresarial social británica E3M y Suara Cooperativa han organizado recientemente un intercambio internacional sobre servicios que responden a la exclusión residencial durante el Covid-19. La empresa social miembro P3 de E3M del Reino Unido, la Fundación Hàbitat3 y Suara Cooperativa de Cataluña compartieron sus experiencias sobre cómo habían dado apoyo a las personas sin hogar durante la pandemia.

Las tres organizaciones coincidieron en que la colaboración con las administraciones públicas es un elemento esencial para dar respuesta a las personas sin hogar. En una reunión virtual, compartieron la experiencia común que la inversión, la confianza y el trabajo conjunto con las administraciones durante la pandemia ha facilitado una ampliación de la atención dada con servicios diversos y multidisciplinares, dando respuesta a una gran variedad de necesidades y perfiles, desde personas con largas trayectorias de calle, jóvenes, pasando por personas con problemáticas de salud mental, adicciones, etc.

P3 es una empresa social inglesa que ofrece una variedad muy amplia de servicios vinculados a la lucha contra el sinhogarismo y la exclusión en todo el país, trabajando con las autoridades locales y los programas gubernamentales nacionales. La oferta de servicios con apoyo a personas es diversa, desde familias y personas solteras, personas con salud mental y/o adiciones, pasando por jóvenes y personas con gran recorrido de la calle. Con un equipo multidisciplinar y una visión holística hacia la persona, no sólo ofrecen vivienda, sino que lo acompañan en el apoderamiento para con todos los ámbitos de su vida. Cada persona tiene un profesional de referencia que hace de enlace con resto de servicios y proyectos de la comunidad. A raíz de la pandemia Covid-19, han ampliado los servicios con la implicación de las administraciones que les ha dado fondos para poder ofrecer más alojamiento y servicios. Además, P3 ha contado con la inversión de SASC, un fondo de inversión social que, mediante préstamos con buenas condiciones, les ha permitido adquirir más viviendas para dar respuesta a la exclusión residencial.

Uno de los proyectos de P3 es "Keeping Everyone In" en Derbyshire, que trabaja en colaboración con una amplia gama de autoridades públicas locales (ayuntamientos, policía, bomberos y gobiernos) de los que reciben fondos, que crecieron mucho durante la pandemia para dar respuesta a las nuevas necesidades, en el marco de la campaña "Everyone in". Por ejemplo, alquilaron un hotel con 36 habitaciones durante 3 meses con fondos del gobierno, proyecto en el que colaboraron cinco administraciones. En este sentido, la pandemia sirvió para fortalecer aún más el trabajo comunitario, incorporando nuevas alianzas al proyecto (como con la policía). También ampliaron el apoyo para personas sin techo, con un equipo de trabajadores/as de la calle que complementaban la atención, llegando a personas poco accesibles. Todos los servicios se analizan mediante un proyecto de investigación que les permite tener evidencias del trabajo y justificar los fondos que reciben y piden.

En esta línea de colaboración público-privada, la fundación Hàbitat3 ubicada en Cataluña y promovida por la Mesa del tercer sector, explicó que adquiere y cede vivienda a entidades sociales (para las personas en situación de vulnerabilidad que atienden) o en alquila personas propuestas por servicios sociales. Obtienen viviendas ya sea con su compra, con la gestión del alquiler y con la rehabilitación de edificios (conjuntamente con empresas de inserción social), con una apuesta firme por su eficiencia energética. La propuesta de futuro es sumar la promoción de viviendas y transformar en viviendas otras tipologías de edificios, como oficinas y hoteles. Con el objetivo de apoderarse las arrendatarias, Hàbitat3 les garantiza el acompañamiento (directamente o a través de la entidad social en que participan), apostando por el trabajo comunitario. Con la pandemia detectaron un aumento en las necesidades emocionales de las personas atendidas y, como respuesta, les ofrecieron servicios de acompañamiento intensivos, tanto telefónicos como presenciales. También han trabajado el acceso digital de las familias para poder ser funcionales en el mundo digital (realizar trámites de ayudas, investigación laborales, estar conectadas...) y han asesorado a las arrendatarias con renovaciones de contratos. Además, cuentan con un programa de acompañamiento en la inserción sociolaboral, inserción-habitado.

Su tarea se basa en un trabajo muy cercano tanto con las entidades como con las diversas administraciones. Por ejemplo, con el Ayuntamiento de Barcelona han puesto en marcha varios proyectos, como rehabilitar pisos vacíos que luego pasan a ser de alquiler, o gestionar pisos turísticos que durante la pandemia no se están utilizando. También colaboran con la Agencia de la Vivienda de Cataluña, que les ha cedido viviendas.

El trabajo cercano con la administración es clave también en el proyecto "Primer la Llar", de titularidad del Ayuntamiento de Barcelona y gestionado por Suara y Sant Pere Claver (UTE). Enmarcado en el modelo de Housing First, ofrece acceso directo a una vivienda estable a la persona, momento a partir del cual se inicia un proceso de recuperación personal, de autonomía y de inclusión social. Las personas reciben los apoyos y acompañamiento de un equipo multidisciplinar, formado por el equipo de apoyo socioeducativo en estrecha coordinación con el equipo experto en psiquiatría comunitaria ESME (Equipo de Salud Mental para Sin Hogar). El servicio está destinado a personas en situación de sinhogarismo de larga duración (más de 1 año) y con problemáticas de salud mental y adicciones. La persona es el centro de la atención y decide cómo, en qué y cuándo quiere ser acompañada. No hay una temporalidad predefinida del tiempo de estancia en el proyecto, que depende y se adapta a las necesidades de la persona.

Durante la pandemia se garantizó tanto el acompañamiento presencial, sobre todo a las personas en situación de mayor vulnerabilidad, como telemático, con acceso y acompañamiento en el uso de las herramientas tecnológicas necesarias (smartphones, Internet, asistentes de voz, etc.) para garantizar el acceso a la atención virtual. Ambos han sido clave en el bienestar de las personas: el contacto telemático ha conseguido ofrecer valor al acompañamiento, y el presencial ha garantizado los acompañamientos a los servicios (de salud, alimentación, etc.), y a todos los trámites necesarios (por ejemplo en obtener el certificado digital de identidad, al obtener informes médicos para permitir a las personas con problemáticas de salud mental pasear en la calle a pesar del confinamiento, etc.). Desde el servicio valoran que disponer de una vivienda segura y adecuada ha permitido que las personas pudieran seguir las indicaciones del confinamiento y, así, facilitar que ninguna de ellas se contagiara de Covid-19.

Es una afirmación con la que coinciden todas las entidades participantes. La pandemia ha hecho más visible el que llevan tanto tiempo reclamando: la importancia de que todas las personas dispongan de una vivienda digna. Además, todas ellas apuestan por la importancia de centrar el acompañamiento y la atención en las necesidades y demandas de las personas atendidas: los servicios y proyectos se adaptan a ellas en la metodología, temporalización y procesos.

En este contexto, para dar respuesta a todos estos elementos, en pandemia y fuera de ella, todas las entidades valoran que es clave la colaboración público-privada de todos los organismos: administraciones, departamentos, servicios públicos y entidades sociales. El trabajo conjunto y la inversión público-privada permiten ofrecer servicios de calidad y escalarlos, aspectos clave para dar respuestas estructurales al sinhogarismo, implicando a todos los agentes existentes en estrategias globales.