ELISABET TORRENTS. Socia de Suara Cooperativa

Oír hablar Elisabet de su enfermedad es estar delante de alguien que, a pesar de reconocer la dureza de la palabra cáncer, ha querido reivindicarla desde un principio, para poder aceptar con positivismo y optimismo este reto de la vida. Elisabet, directora de la escuela infantil Els Picarols de Manlleu, ha decidido en todo momento como vivir y convivir con la enfermedad, y gracias a la Guía para Acompañar a las Personas Enfermas de Cáncer de Suara, también lo ha podido hacer en su entorno laboral. El cáncer, como bien explica Elisabet, es una enfermedad que te cambia la vida y que, más allá de las limitaciones que implica, provoca un gran impacto físico, emocional y social sobre la persona. El acompañamiento adaptado a cada caso, cada enfermedad ya las necesidades de cada uno es fundamental para que, si así lo desea la persona, la reincorporación al trabajo sea posible. ¿Quieres conocer su historia de vida?

 

¿Cuántos años hace que eres directora de la escuela infantil Els Picarols?

Este curso ha hecho 10 años, y haremos la celebración en octubre! Cuando llegué a Suara empecé como directora de la escuela infantil Les Caliues, pero siempre había pedido a la Cooperativa que me acercara a mi territorio para estar más cerca de casa. Entonces se ganó el concurso de la escuela infantil Els Picarols, en Manlleu, y fue cuando pude hacer el cambio.

 

Naciste en el pueblo de Masies de Voltregà, en la comarca de Osona.

Sí, y no me he movido de allí! Mis padres tenían una casa de campo, en un entorno totalmente rural, y cuando me casé me moví de una punta a la otra del municipio. Siempre he estado muy contenta y muy orgullosa de la infancia que tuve. La casa la teníamos arrendada y no la conservamos, pero tengo muy buenos recuerdos de aquella época y de todas las historias vividas en libertad y con la naturaleza. Mis hijos también han vivido en el pueblo desde que nacieron, y les gusta mucho vivir bajo la tranquilidad de este entorno.

 

La guardería donde trabajas tiene el distintivo de Escuela Verde. ¿Qué significa esto?

Significa que dentro de la escuela emprendemos actividades que contribuyen a beneficiar nuestro entorno y nuestro planeta, como por ejemplo disponer de un huerto, reciclar con los niños, o utilizar materiales más naturales y respetuosos. Atendemos niños desde los cuatro meses hasta los tres años, pero por muy pequeños que sean los niños, ellos también pueden mostrar respeto hacia el medio ambiente. En la escuela infantil queremos que los padres se involucren y participen, ya que los principales educadores son ellos, y nosotros lo que hacemos es compartir esta educación. Tiene que haber una continuidad y un vínculo entre la escuela y la familia, y por eso siempre decimos que queremos que sea una escuela cercana, socialmente responsable y respetuosa con el modo de ser y de hacer de cada familia.

 

Estos valores también están muy presentes en la Cooperativa.

Sí, por lo que desde el principio tuve muy claro que quería hacerme socia. Yo a Suara la quiero mucho, por darme la oportunidad de tener un puesto de trabajo y por el crecimiento que me ha supuesto profesional y personalmente. Estoy muy agradecida, y siento que yo soy Suara, yo formo parte de ella, no sólo trabajo. Considero que tiene unos grandes valores, y yo los he vivido en primera persona sobre todo este último tiempo por la enfermedad que he sufrido. En Suara se habla mucho de que el valor son las personas, pero cuando lo vives en propia piel y ves que es real, que no has tocado y lo has vivido, sientes una gran satisfacción. Y yo he sentido este acompañamiento cuando he tenido el cáncer.

 

Supongo que no fue fácil recibir la noticia.

La verdad es que no. Fui a hacer una revisión ginecológica rutinaria, y fui a buscar los resultados con toda la tranquilidad del mundo. Pero en lugar del típico sobre pequeño me dieron uno muy grande, y en ese momento se me apoderaron los nervios. Abrí el sobre y al leer el informe no entendí nada, pero ya vi que algo no iba bien. El ginecólogo me dijo que era posible que hubiera un cáncer, aunque no me lo podían asegurar hasta que se hicieran las pruebas pertinentes. El diagnóstico firme confirmó que era un cáncer de mama, y que era malo. Y cuando le pregunté al médico si me podría curar de este cáncer, su respuesta fue contundente: "sí, pero tenemos que ir deprisa".

 

¿Decidiste explicarlo a tu entorno?

Viviendo en un pueblo decidí decirlo antes de que la gente comenzara a hablar. E hice lo mismo con la familia y con los amigos. Uno de los momentos duros fue explicarlo al equipo. Ves la cara de la gente y las reacciones del día siguiente de haberlo dicho. Convives tanto tiempo con alguien y vivos tantas cosas en una escuela que fue un choque brutal, sobre todo porque la palabra cáncer pesa y cuesta mucho pronunciar. A mí decirla me ha ayudado mucho, porque me hacía tomar conciencia de que la tenía. Explicar a mis hijos que estaba enferma también fue muy doloroso, porque ya era el tercer cáncer de la familia. Recuerdo que a mi pareja desde el primer momento le dije que no quería oír decir frases del tipo "por qué nos ha tocado a nosotros". El cáncer había llegado a nuestras vidas y la teníamos que enfrentar como fuera. Era un reto más de la vida y la teníamos que encarar de la misma manera que los otros problemas que nos habíamos ido encontrando por el camino.

 

Y entonces apareció la Guía para Acompañar a las Personas Enfermas de Cáncer.

Estaba de baja, haciendo quimioterapia, cuando me llamaron de la Cooperativa para informarme de que se estaba preparando esta guía. Querían que participara en el proceso, y aunque en las primeras sesiones no pude ir porque mi cuerpo no podía hacer muchos esfuerzos, me incorporé al final y me gustó mucho poder formar parte y participar de lo que estaba viviendo. Por eso siempre digo que la Guía nació conmigo, porque yo estaba inmersa en todo el proceso del cáncer y pude participar tanto de su elaboración como de la experiencia de su acompañamiento.

 

¿Cómo fue ese acompañamiento?

El acompañamiento que recibí por parte de mi equipo y de mi responsable fue maravilloso, y creo que nunca tendré palabras suficientes para agradecer lo que estas personas han hecho por mí. Después de la operación empecé con el tratamiento de la quimioterapia, y luego con el de la radioterapia. Y una vez acabé, ya pensé que en poco tiempo me recuperaría y volvería a trabajar. Pero entonces ves que van pasando las semanas y esta recuperación va más lenta de lo que imaginabas, y empiezas a pensar en qué dirán en el trabajo si no te reincorporas pronto. La suerte que tuve es que en todo momento supieron entender que cada caso y cada cáncer es diferente, respetaron a quien lo quería comunicar y cómo, y este acompañamiento me tranquilizó mucho y me permitió hacer una reincorporación progresiva, adaptada a mis necesidades. A mí me angustiaba mucho reincorporarme, y gracias a esta forma de hacer, que nace de Suara y de la guía, pude calmar mis miedos y elegir como vivir la enfermedad en cada momento.

 

¿Qué acciones recoge la guía?

La guía debe adaptarse al puesto de trabajo y a la situación de la persona. Quizás yo necesito hacer reducción de jornada o las reuniones en línea porque no me puedo desplazar, y quizás otra persona necesita adaptaciones diferentes. No se trata de qué medidas se hacen, sino cómo se adaptan estas en el lugar de trabajo y a las necesidades de cada persona. En mi caso, no me veía capaz de trabajar a jornada completa, porque mi cuerpo no estaba preparado para soportarlo, y entonces mi responsable me propuso compactar las vacaciones y comenzar con un horario más reducido, así como hacer una codirección con otra compañera de la escuela. Ese día me quité un peso de encima, la habitación se me llenó de luz! Después de la compactación de vacaciones decidí seguir con la reducción de jornada, porque mi cuerpo aún lo necesitaba. Y he continuado así hasta ahora. De cara al próximo curso ya me incorporo a jornada completa con una adaptación a un horario que creo que me irá bien, y estoy con muchas ganas y mucha ilusión para empezar.

 

¿Que hubiera pasado si esta guía no hubiera existido?

Si no se hubiera hecho este acompañamiento, probablemente habría empezado a trabajar a jornada completa y al cabo de algunos meses habría cogido una baja porque mi cuerpo no habría aguantado el ritmo. Habría tenido que valorar si continuar o no trabajando, y habría vivido el cáncer de otra manera, con muchas más angustias y más miedos. A veces la gente me ha preguntado si en algún momento me he planteado dejar de trabajar, y la verdad es que no, porque a mí mi trabajo me gusta mucho. Pero la reflexión que hago es que, si esta guía no hubiera existido, probablemente habría tenido que dejar de trabajar o buscar otro trabajo. De esta manera hemos encontrado el equilibrio, y las tareas que corresponden a mi puesto de trabajo no se han dejado de hacer, simplemente las ha hecho otra persona o yo misma las he hecho de forma diferente. Está claro que no es fácil hacer esta adaptación, pero mi ejemplo, lo que yo he vivido, puede demostrar que esta manera de hacer es posible.

 

Desgraciadamente, esta no es la realidad de todos.

Es muy triste que esta guía no sea una normalidad en todas partes, para que las empresas, las cooperativas y las entidades, antes que nada están formadas por personas. El valor no es la actividad que hace esa empresa, el valor son las personas que las forman, y todas las empresas deberían poder hacer este acompañamiento. No sólo en el proceso vital del cáncer, si no en todos los procesos que nos tocan vivir y que son duros. Yo creo que esta guía también puede ayudar a acompañar a las personas con otros procesos vitales, y convertirse en una herramienta para que las personas que no han padecido la enfermedad tomen conciencia de que el cáncer provoca un impacto físico, emocional y social muy grande en la persona.

 

¿El cáncer te ha cambiado la vida?

El cáncer me ha traído cosas muy malas y muy duras que ya no me quitará nadie, pero también me ha traído muchas cosas buenas. Elisabet de antes no está, y ahora hay otra Elisabet, y tienes que aceptar como la vida te ha llevado la enfermedad y las limitaciones que esto implica. Siempre he sido una persona muy activa y positiva, que piensa que los problemas son oportunidades, y si antes vivía el momento, ahora todavía vivo más. Todos sabemos que tenemos que morir algún día, pero no somos conscientes, y siempre pensamos que el cáncer tocará a los demás. Y la verdad es que tú no eliges cómo afrontar el cáncer, pero el solo hecho de vivirlo ya te hace ser una persona luchadora. Cada cáncer es diferente y cada persona lo vive de manera diferente porque cada persona es diferente, y de ahí el éxito de esta guía, que se adapta a la forma de ser y de vivir el cáncer de cada uno. Mi sueño es que todas las personas que tengan cáncer puedan tener el acompañamiento que he tenido yo.