Carta abierta a mis compañeras y compañeros de Suara
Una vez más mi apoyo y reconocimiento hacia la gran tarea que estáis llevando a cabo estos días, que no son fáciles de manejar. Ya sabéis que lo que hacéis tiene un valor incalculable, porque nace del compromiso con las personas más vulnerables y débiles de la sociedad. Quisiera comentaros una reflexión por si nos puede ayudar.
En los momentos de crisis como los que estamos viviendo ahora pueden aparecer escenarios muy diferentes que nos pueden situar ante el miedo, el aprendizaje y el crecimiento. Quiero comentarlos brevemente:
- Cuando estamos en zona de miedo estamos contaminadas por un virus que afecta con violencia nuestro estado vital. Es decir, nuestro estado de ánimo. Un virus que puede alterar nuestros pensamientos, los sentimientos y las acciones. Incluso puede poner en duda si lo que hacemos lo estamos haciendo bien o si servirá para algo.
- Este virus es altamente contagioso y se propaga muy fácilmente a las personas que tenemos a nuestro alrededor, a las personas que atendemos. Lo hace a través de nuestra comunicación verbal y no verbal. E infecta nuestras actitudes con pensamientos negativos, contamina nuestro saber estar ante la vida y nos confina en un estado de incertidumbre, de tristeza, de malestar, de ansiedad … Y a veces incluso nos debilita tanto que no nos deja pedir ayuda, nos puede hundir en la enfermedad del pesimismo.
- A veces queremos combatir el miedo con una sobredosis de informaciones no contrastadas, de miles de noticias, la mayoría poco fiables, incluso hemos visto en días pasados como el miedo llevaba a las personas a vaciar los supermercados abasteciéndose de productos que no necesitarán nunca, o pedir a las farmacias todo tipo de medicamentos. El miedo es muy poderoso y contagioso y nos hace imaginar situaciones irracionales que nunca pasarán, como si de repente fuera el fin del mundo.
- Cuando estamos en una zona de aprendizaje estamos con predisposición para combatir el virus del miedo, siendo conscientes de que no podemos controlar todo, y que delante tenemos una realidad nueva, una pandemia que llamamos coronavirus, y sólo podemos hacer lo que está en nuestras manos: poner en práctica una serie de instrucciones y procesos y estar predispuestas a estar en primera línea confiando en que todo irá bien.
- Se trata de aumentar la confianza en nuestra profesionalidad, en nuestras competencias y recursos, al recordar momentos que también hemos pasado por situaciones difíciles y complejas (diferentes a las que vivimos hoy, claro), pero las hemos podido resolver, hemos estado resilientes y hemos afrontado las adversidades e incluso hemos salido exitosas.
- Ensanchar nuestra mirada y sabernos parte de un gran grupo de personas profesionales de diferentes disciplinas que ponen en juego su mejor saber hacer, y que cada día, tomando aire, conectan con sus emociones, respiran y se alimentan de mensajes positivos. Porque en momentos de aprendizaje cada pieza del rompecabezas es importante por pequeña que parezca, y nosotros también formamos parte de la solución y de remediar el maldito virus.
- Muchas de vosotras ya estáis en zona de crecimiento, porque habéis sido capaces de salir de vosotras mismas, de empatizar profundamente. De pensar en las personas que nos necesitan y captar que lo que le piden es que estemos a su lado y puedan contar con vosotras.
- El crecimiento pasa por destapar vuestro liderazgo personal: autogestión, comunicación, adaptación a los cambios, autoconocimiento… Una situación para apoderarse profesionalmente y personalmente, y pensar nuevas formas de relacionarse con las personas que se encuentran confinadas, para desarrollar su creatividad poniendo en práctica nuevas metodologías y formas de hacer hasta ahora desconocidas. Incluso de repensar los modelos actuales de atención a las personas.
- También crecemos cuando encontramos momentos para dedicarlos a nosotras mismas a cuidarnos por dentro, para parar, para reflexionar, para conectar con la calma y serenidad interiores tanto necesarias en estos días.
- En la zona de crecimiento aparecen las preguntas clave: ¿Para qué hacemos las cosas? ¿Cuál es nuestro propósito de vida? ¿Cuál es el sentido de lo que hacemos? Y son momentos para mirarnos por dentro y redescubrir nuestra verdadera vocación.
Deseo que transitéis de un escenario a otro, y que os cuidéis mucho para seguir cuidando, razón de nuestra profesión.
Por todo esto os queremos seguir acompañando en esta etapa compleja: desde el servicio Suara en casa podéis contar con sesiones gratuitas de psicología, coaching, acompañamiento al duelo y fisioterapia. ¡Te esperamos!
Miquel Moré. Socio de Suara y coach del servicio ‘Suara en casa’