Hoy, Día Internacional de las Personas Cuidadoras, presentamos el proyecto IMPRESCINDIBLES. Una iniciativa a través de la cual queremos poner en valor la atención a las personas mayores y dar visibilidad al equipo de profesionales del Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) de Suara Cooperativa en Cataluña.

Durante los últimos cuatro años, un fotógrafo ha acompañado en su jornada a Olga Cortés, Efrem López, Laila Bouchateb, MªJesús García, Ana Campos y Lola Sánchez, trabajadoras familiares en Barcelona, Sant Cugat del Vallès y Mollet, para conocer mejor su día a día, su trabajo y las historias de vida de las personas a quienes atienden.

A través de este proyecto, podrás conocer a Dolores y Gabriel, originarios de Alloza, un pueblecito de Teruel dedicado a la minería y la agricultura, que hace poco perdieron a su hija. Los atiende Efrem López, uno de los pocos hombres que trabaja como cuidador familiar en Suara. Explica que “hay que hacer el doble de esfuerzo para romper el tabú y dentro del propio colectivo de los cuidados también es necesario cambiar la mentalidad”. Cuando falleció su abuelo, se mudó a vivir con su abuela en Sant Boi, para hacerle compañía y asegurarse de que estuviera bien. De este modo surgió su interés por la atención sociosanitaria. Lo que más le gusta es el trato con las personas. Y sobre todo, ganarse su confianza poco a poco.

También hemos hablado con Isabel, quien fue charcutera en el mercado de Sant Antoni y después en el Raval. El piso donde vive lo pudieron comprar ella y su marido gracias a un premio de la Quiniela. La atiende Laila Bouchateb, quien desde hace casi medio año es trabajadora familiar de Suara en la zona del Raval de Barcelona, tras cinco años trabajando como auxiliar del hogar en el barrio de La Marina.

María Jesús García es trabajadora familiar del SAD Suara Mollet desde 2015. Es madre de dos hijos y vive en Les Franqueses. Ahora siente que está haciendo lo que siempre quiso: ayudar a quien realmente lo necesita y ofrecer calidad de vida a personas que apenas la tienen. Lo que más le gusta son los servicios infantiles y de salud mental, porque es donde más se ven los resultados de su trabajo. Una de las personas a las que atiende es Francisco, quien emigró desde Jaén cuando era joven. Le gusta hablar con él de política y de cómo cree que han cambiado las cosas desde entonces en Cataluña.

Una vez a la semana, Lola Sánchez realiza labores de mentoría desde las oficinas de Suara Cooperativa en L'Hospitalet. Desde su experiencia y su visión global, aconseja a las compañeras que empiezan o tienen algún caso complicado por algún motivo. Compagina encuentros presenciales y llamadas de seguimiento. “¿Quién cuida al cuidador?”, se pregunta Lola. “Debemos hacerlo como organización, y es vital”, concluye. Comenta que “este es un sector en el que nunca dejas de aprender. Traspasar la puerta de un domicilio siempre es un reto y hay que adaptar lo aprendido”, explica Lola. “No somos enfermeras, ni médicos, ni psicólogos, ni terapeutas, ni cocineras profesionales, pero hacemos un poco de todo. Recibimos mucho agradecimiento de las familias. Al final, lo que todos queremos es un poco de atención”, añade. Actualmente, está muy interesada en los nuevos proyectos digitales para mejorar la vida de las personas con dependencia.

Marisol es una gran cocinera, pero le cuesta estar mucho tiempo de pie. Le viene muy bien la ayuda de Ana Campos, la trabajadora familiar que va a su casa unas cuantas horas a la semana. A Ana también le gusta mucho cocinar, se formó en la escuela de hostelería de Barcelona y, cuando están juntas, aprovechan para hacer muchas cosas que luego Marisol comparte con sus familiares. Ana también atiende a Estrella, que viene de una familia desestructurada, con problemas de maltrato y adicciones. Hace poco perdió a su marido y siente nostalgia. Con Ana conversa mucho, la acompaña a hacer la compra y juntas realizan ejercicios de estimulación cognitiva. Recientemente, han formado un grupo de amigas en el barrio y Ana ha conseguido que salga de casa de vez en cuando.

Olga Cortés tenía 19 años cuando tuvo que dejar el bachillerato artístico para cuidar de su abuelo, quien enfermó. Había pensado estudiar interiorismo, pero cambió de rumbo. Desde ese momento se ha dedicado a los cuidados y no se arrepiente en absoluto. Actualmente, atiende a personas con dependencia como Alfonso y Montse, un matrimonio de Sant Cugat. Alfonso sufrió un derrame cerebral hace 20 años y necesita cuidados constantes debido a su deterioro físico y cognitivo. Montse agradece mucho la ayuda de las tres personas de Suara Cooperativa que acuden a su casa cada día. Una de ellas es Olga.

Todas las personas cuidadoras realizan un trabajo IMPRESCINDIBLE, que hemos querido visibilizar con este reportaje y acercar a todos la labor diaria tan importante que llevan a cabo y las historias de vida de las personas a las que atienden. Hay más de treinta que puedes leer aquí.